A pesar de todo se pasan ratos agradables y se aprenden cosas. Unos trucos para que la experiencia salga a buen precio:
1-No tengas prisa en comprar, TODOS tienen exactamente los mismos productos, así que si no lo compras en un puesto, habrá otro que lo tenga. Tómate tiempo para mirar y preguntar precios.
2-Nunca muestres interés de primeras por lo que te gusta, inflarán el precio desorbitadamente. Pregunta siempre antes por algo que parezca más grande y caro, pon cara de horror al oír el precio y ve preguntando por 3 o 4 cosas más en escala descendiente de tamaño e importancia, poniendo aún cara de horror, para llegar por fin a lo que te interesa.
3-Cuando regatees por fin por el producto que quieres no parezcas decidido a comprarlo, todo lo contrario. Pon cara de que no te convence. Compínchate con tu compañero para que haga comentarios despectivos (no me gusta como te queda, no me convence, tiene una falta, no es de buena calidad). Si a pesar de todo el precio no ha bajado a lo que tú querías da las gracias y véte.
4-Llegados a este punto las técnicas de regateo son muy variadas. A veces el vendedor te persigue bajando más y más el precio. A veces se ponen muy pesados, te agarran, te retienen, casi te obligan: no cedas, si no estás convencido. Abusan de nuestra buena educación, de que nos cuesta decir NO.
Sé firme y educado y vete.
A veces te piden que fijes tú un precio. Pide siempre por debajo de lo que estarías dispuesto a pagar, porque lo que tú digas nunca será aceptado a la primera y el precio subirá.
Cuando digas el precio pueden pasar varias cosas: que el vendedor vea que eres duro de pelar y que pierde el tiempo contigo habiendo muchos alemanes incautos por ahí que pagan bien, entonces se reirá, y te echará de su puesto, no querrá más negocios contigo. No te desanimes, no se ofenden, es su técnica, y ya encontrarás lo que tú quieres a tu precio.
Otras veces empieza él bajando muy poquito, así que tienes que subir tú poquito a poquito y el precio queda más o menos a la mitad. Y otras (la que menos me gusta) te dicen: "ni mi precio ni el tuyo, dí una cifra intermedia y es tuyo". Cada situación es distinta, es cosa de ir viendo.
Otra cosa importante es que a menudo los vendedores no son los dueños del puesto, a menudo hay un señor sentado cerca, que parece que no hace nada o que medio duerme, y ese es el dueño. No pierde detalle de lo que pasa y es el que le da señales al vendedor de cuánto bajar el precio. Es por ello que algunos vendedores te pedirán un dinar para un café, pero no es obligatorio dárselo.
En los zocos no hay que preocuparse por idiomas: con tal de vender hablan casi de todo, y algunos bastante bien. Por lo general los precios para alemanes e ingleses son 3 veces más caros, para franceses 2, y para españoles y portugueses son los más bajos (dentro de que siempre están infladísimos).
Siempre preguntan: España, Madrid o Barcelona?. A los catalanes siempre les piden más, a los madrileños algo menos, pero saben que en las grandes ciudades hay pasta, así que lo mejor es decir que se es de Toledo, Zaragoza, Lugo, alguna ciudad que no les suene y no se pasarán tanto.
Algunos conocen también la fama de buena economía del País Vasco, así que lo dicho, en los zocos dejad de lado las reivindicaciones territoriales y si queréis pagar menos sed todos por un día andaluces o extremeños.
Otra cosa que hacen estos avispados vendedores es ver qué tipo de ropa , joyas, complementos, etc se lleva, o preguntar en qué ciudad u hotel estáis alojados, para hacerse una idea del poderío económico del comprador. Decid siempre que os alojáis en un Marhala o un Fondouk, que son los dos tipos de alojamiento más cutrillos y baratos de Túnez, y no llevéis ropa o complementos de marca, id de turistas guarros. (A mí me preguntaron cuánto pedía por mis alpargatas y a mi novio por su reloj Nike, un regalo de la suscripción a National Geografic).
Escrito por Clarawiek
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